Los 6 usos que la industria dará a la fabricación aditiva en 2022. Estas son las previsiones de Industrias Alegre
La impresión 3D pasó mucho tiempo siendo una promesa de futuro para grandes sectores industriales. Pero cuando incorporó el polipropileno a sus materiales, Industrias Alegre asumió que había llegado la hora de la verdad. La veterana empresa, después de un año largo de experiencia y muchos análisis, asegura que en 2022 esta tecnología se incorporará al día a día de las industrias más exigentes. Estas son sus previsiones.
Durante el pasado mes de noviembre, Industrias Alegre hizo una intensa gira al lado de Sernauto y de HP 3D Printing visitando los principales nodos de la industria automovilística española. Sus técnicos tuvieron oportunidad de contar su experiencia con la fabricación aditiva y disfrutar de intensos coloquios y ratos de charla informal, intentando saciar la curiosidad de profesionales del sector.
En muchos casos se repetía la pregunta: ¿va a reemplazar esta tecnología a la de inyección? Y los expertos siempre se vieron obligados que dar la misma respuesta: cada proyecto es único y hay que valorar cantidades, plazos de entrega, tolerancias o geometrías antes de decidir… si es que hablamos de producción a gran escala.
Sin embargo, en cada ocasión también añadían que hay muchos casos en los que la tecnología 3D es imbatible sin necesidad de hacer esos cálculos. Por eso ahora, recién estrenado este 2022, Industrias Alegre expone su visión de los usos que los sectores industriales más exigentes van a dar a la fabricación aditiva ya. Son los estos:
- Para fabricar utillajes. Este es, probablemente, el campo de acción más amplio e inmediato para la fabricación aditiva porque permite una personalización absoluta. Herramientas para robots, cunas, útiles de comprobación… Cualquier empresa fabricante sabe de lo que hablamos y todo lo que puede significar tener piezas a medida en plazos mínimos.
- Para series de validación. Esas pequeñas y medianas series pueden estar listas con precios y plazos muy interesantes. De ese modo se pueden validar procesos generales antes de iniciar una producción a gran escala.
- Para pruebas funcionales. La fabricación 3D permite la fabricación de esas piezas finales con las que poner a prueba todo aquello que en pantalla resulta perfecto.
- Para fabricar piezas de repuesto. Porque cada vez hay más sectores sociales interesados en dar un segundo ciclo de vida a equipos históricos (en informática, alta fidelidad, fotografía…)
- Para personalizar piezas. Porque existe un segmento de clientela dispuesto a pagar un extra por contar con piezas exclusivas. Desde un coche hasta el accesorio de un mueble. Pero además de esa personalización, que casi siempre es estética, hay un importante mercado que requiere adaptaciones funcionales (personas con discapacidad, por ejemplo).
- Para reducir pesos. Para sectores que, para mejorar sus rendimientos, necesiten bajar el peso de sus equipos.
Y, por supuesto, para esas empresas en las que una tirada de pocos miles de piezas ya es suficiente.
Rapidez, tiradas cortas y buen precio. Mucho se ha hablado de estas ventajas de la impresión de piezas en 3D. Sin embargo, lo mejor de las piezas fabricadas con polipropileno en esta tecnología está, a juicio de Industrias Alegre, en lo que no tienen: no tienen diferencias apreciables con las realizadas mediante inyección del mismo material. La compañía valenciana lo ha comprobado en múltiples ensayos de tracción realizados en sus laboratorios. Y por eso están seguros de que el 3D ya no es futuro prometedor. Es un sólido presente. Y están dispuestos a poner ya todo su conocimiento sobre el tema a disposición del sector.